La región de Oriente Medio siempre ha sido una zona de atracción y competencia para las superpotencias en el sistema internacional. Las revueltas árabes que tuvieron lugar en 2010 no solo afectaron a los Estados de Oriente Medio, sino que también tuvieron implicaciones globales y regionales. Las revueltas llevaron a los actores regionales y globales a reconsiderar sus políticas en Oriente Medio y a determinar su propia postura en la región. Los dos actores destacados en la región en relación con los recientes acontecimientos han sido Estados Unidos y Rusia. La crisis siria ilustró la rivalidad en curso entre Estados Unidos y Rusia en cuanto a su influencia y posición política internacional. La crisis siria brindó a Rusia la oportunidad de contraatacar como actor influyente en la política internacional, tras una ausencia de más de 20 años, y amenazar la posición de dominio de Estados Unidos en la región.
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