La diabetes mellitus es un reto sanitario mundial que, según las previsiones, afectará a 366 millones de personas en 2030. La nefropatía diabética, una importante complicación microvascular, no sólo conduce a la enfermedad renal crónica y la insuficiencia renal terminal, sino que también aumenta el riesgo cardiovascular, la discapacidad y la mortalidad general, lo que deteriora gravemente la calidad de vida.Así pues, un enfoque integrado que combine un control glucémico óptimo, la regulación de la presión arterial, el tratamiento renoprotector y la modificación del estilo de vida sigue siendo la piedra angular para prevenir la progresión a la insuficiencia renal terminal en la nefropatía diabética.
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