La prostitución ha acompañado a la humanidad desde tiempos desconocidos. La Biblia recoge varios casos en los que las prostitutas eran consideradas deficientes y etiquetadas como tales por la sociedad. La historia de Judá y su nuera es uno de esos casos en los que el problema desafió a la sociedad. La mujer del pozo es un ejemplo de cómo esta práctica seguía siendo una amenaza incluso en la época de Cristo. El libro de los Proverbios advierte especialmente a quien practica la prostitución y el adulterio que está maldito por una enfermedad que lo consume. Proverbios 5:11-23, advierte claramente que el que desperdicia su cuerpo morirá al final, cuando la carne y el cuerpo se hayan consumido. El versículo 25 estipula que el hombre debe beber de una fuente y quedar satisfecho.
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