El clima es responsable del 80 % de la variabilidad de la producción agrícola mundial (CARAMORI et al., 2008; FAO, 2014; CARAMORI et al., 2016). Las precipitaciones son el elemento más importante y el atributo meteorológico más significativo en las zonas tropicales y subtropicales, donde su distribución variable y la ocurrencia de períodos extremos entre sequías y precipitaciones excesivas influyen en la producción de cultivos (PELL et al., 2007; MICHLER et al., 2018).Las variables naturales más significativas en el proceso productivo, independientemente del modo de producción, provienen del clima y son consideradas insumos y fuente clave de energía en el sistema terrestre (SANT'ANNA NETO, 2015).El agua afecta todos los procesos fisiológicos que ocurren en la planta, como la absorción radicular, el transporte de nutrientes, la termorregulación y la hidratación, esenciales para mantener la estructura y la actividad celular de la planta (TAIZ; ZEIGER, 2009). En este contexto, varios estudios se han centrado en el déficit hídrico en la producción de cultivos de soja, y esos estudios comprenden los impactos del déficit hídrico en los cultivos de soja (ADEBOYE ¿¿et al., 2019; AKHTAR et al., 2019; BENCKE-MALATO et al., 2019; JUNIOR; SENTELHAS, 2019).
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