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La expresión Averígüelo Vargas se utiliza para dar a entender la suprema dificultad de averiguar, de conocer la explicación o los motivos de algo. Su origen proviene de que la reina Isabel la Católica escribía esta frase en los informes refiriéndose a su alcalde don Francisco de Vargas Mejía. Con esta frase como telón de fondo, Tirso de Molina construye una historia ambientada en un mundo cortesano. Averígüelo Vargas es una historia teatral con trasfondo histórico, en este caso la historia de Francisco Vargas. Francisco de Vargas era un personaje muy famoso en la corte de los Reyes Católicos.…mehr

Produktbeschreibung
La expresión Averígüelo Vargas se utiliza para dar a entender la suprema dificultad de averiguar, de conocer la explicación o los motivos de algo. Su origen proviene de que la reina Isabel la Católica escribía esta frase en los informes refiriéndose a su alcalde don Francisco de Vargas Mejía. Con esta frase como telón de fondo, Tirso de Molina construye una historia ambientada en un mundo cortesano. Averígüelo Vargas es una historia teatral con trasfondo histórico, en este caso la historia de Francisco Vargas. Francisco de Vargas era un personaje muy famoso en la corte de los Reyes Católicos. Era el encargado de enterarse e informar a la reina Isabel de todo lo que sucedía en la corte. También de las quejas o pretensiones de los cortesanos. Tan eficaz era don Francisco de Vargas Mejía en investigar lo que se le ordenaba, que la reina Isabel y el monarca Felipe II terminaron por convertir el encargo que siempre le hacían en una rúbrica: Averígüelo Vargas, sinónimo de cúmplase.
Autorenporträt
Tirso de Molina (Madrid, 1583-Almazán, Soria, 1648). España. Se dice que era hijo bastardo del duque de Osuna, pero otros lo niegan. Se sabe poco de su vida hasta su ingreso como novicio en la Orden mercedaria, en 1600, y su profesión al año siguiente en Guadalajara. Parece que había escrito comedias y por entonces viajó por Galicia y Portugal. En 1614 sufrió su primer destierro de la corte por sus sátiras contra la nobleza. Dos años más tarde fue enviado a la Hispaniola (actual República Dominicana) y regresó en 1618. Su vocación artística y su actitud contraria a los cenáculos culteranos no facilitó sus relaciones con las autoridades. En 1625, el Concejo de Castilla lo amonestó por escribir comedias y le prohibió volver a hacerlo bajo amenaza de excomunión. Desde entonces sólo escribió tres nuevas piezas y consagró el resto de su vida a las tareas de la orden.