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El argumento teórico central de este libro es que la paz es un bien ineludible y muy necesario en todas las vidas, familias, naciones, continentes y a nivel mundial. Dado que los conflictos surgen casi a diario, todos los seres humanos deben valorar el establecimiento, el mantenimiento y la consolidación de la paz. Las partes interesadas en la consolidación de la paz -los actores políticos, las organizaciones militares y uniformadas, los profesionales de distintos ámbitos, los sindicatos y las organizaciones laborales, los líderes religiosos y tradicionales- deben asumir la tarea de establecer y consolidar la paz en África. La educación para la paz y la creación de una cultura de paz son, sin duda, sacrosantas. Es necesario prevenir los conflictos y resolverlos rápidamente para evitar que se prolonguen y causen destrucción. En todo ello, Dios, Creador y Hacedor de la humanidad, y Jesús, Príncipe de la paz, deben ser venerados y plenamente reconocidos, a la luz de las Escrituras, como los Dadores de la paz. La paz auténtica y la consolidación de la paz dependen, por tanto, de la aplicación de la palabra de Dios y del funcionamiento eficaz del Espíritu Santo en la vida de cada uno.