Las lesiones irreversibles del nervio peroneo o de los músculos dorsiflexores del pie y el tobillo provocan la pérdida de la dorsiflexión y la eversión del pie, una afección conocida como pie caído . Como resultado, el pie no puede levantarse adecuadamente del suelo durante la fase de balanceo al caminar. Por lo tanto, se requiere una flexión adicional de la cadera y la rodilla con elevación ipsilateral de la cadera. La marcha se facilita con una ortesis de pie y tobillo que impide una flexión plantar superior a la neutra. Con el tiempo, con la contribución del tendón tibial posterior, se desarrolla una deformidad en equino-varos. El objetivo del tratamiento del pie caído es la dorsiflexión del pie y la restauración de la marcha normal con el talón y los dedos. La tenodesis, la artrodesis y la transferencia de tendones se encuentran entre las opciones de tratamiento quirúrgico para el pie caído. La transferencia anterior del tendón tibial posterior sirve tanto para restaurar adecuadamente la función perdida del músculo tibial anterior como para eliminar una potente fuerza deformante en la cara medial del pie.
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