La forma más eficaz y eficiente de enseñar conceptos abstractos de química a los estudiantes del siglo XXI es adoptar la tecnología para impartir los contenidos. La enseñanza programada es una de estas formas, en la que se utiliza un software informático para impartir el material en pequeños bloques, en una secuencia lógica y a un ritmo dictado exclusivamente por el alumno, que debe comprender los conceptos sencillos antes de poder pasar a los más complejos. Al final de cada fotograma se muestra una pregunta, que debe responderse correctamente para poder acceder al material siguiente. Al tratarse de una estrategia de enseñanza totalmente centrada en el alumno y que proporciona una retroalimentación inmediata, ¿qué otra forma podría garantizar el máximo rendimiento? Este libro es el resultado de un trabajo de investigación empírica realizado en un instituto de Kenia. Disfruten de su lectura.
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