La jerarquía estructural, como la de 'Sabanci Holding', es visible en la distribución de las oficinas: el presidente y su círculo más cercano se encuentran en la última planta del edificio principal, los vicepresidentes ocupan las dos plantas inferiores, los directivos de menor rango ocupan las plantas siguientes y así sucesivamente hasta llegar a la planta baja, donde se encuentra la sala de mecanografía. El principio de concentrar todo el poder en manos del líder es una parte integral del modelo de gobernanza turco. Esto no significa que los turcos obedezcan ciegamente al gobierno central. Al contrario, existe una tensión constante entre la necesidad de un gobierno fuerte, por un lado, y las protestas individuales contra él, por otro. A primera vista, la situación en la empresa turca parece muy democrática. El jefe siempre se refiere a un subordinado con 'tú', lo que puede ser una palmada en el hombro. De hecho, la cultura empresarial turca es autocrática: las decisiones siempre las toma el jefe solo. Sin embargo, los errores se perdonan fácilmente, sobre todo si el directivo ocupa un puesto alto. Los altos directivos en Turquía creen que ocupan sus altos puestos en la jerarquía empresarial gracias a sus capacidades intelectuales.
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