El capitalismo digital es capitalismo emocional, utiliza estrategias psicológicas para monetizar nuestra situación anímica, gracias a que continuamente perfecciona modelizaciones matemáticas, estadísticas, culturales y psicológicas. La riqueza de las grandes compañías de la industria digital se basa en predicciones sobre el comportamiento de sus usuarios, para lograrlo deben tener cierto control sobre éstos. Las redes sociales buscan una conexión prolongada que logra modificaciones lentas en la conducta y el orden de percepciones. En efecto, los algoritmos de IA pueden detectar diversos estados psicológicos, como la nostalgia, la soledad, la depresión, la euforia y la agresividad; también conocen los consumos culturales, los deseos y las identidades religiosas y político-ideológicas. Ninguna agencia de inteligencia ha llegado a tener tanta información. La capacidad de los universos digitales para destacar contenido polarizante y lucrar con la desinformación es enorme. En las redes sociales, con su mayúscula complejidad algorítmica, es donde verdaderamente la persuasión psicológica se convirtió en tecnología y parte de la cultura corporativa. Este ensayo no busca demonizar la tecnología, sino invitar a una reflexión crítica sobre su lugar en nuestras vidas. Kercentral Magazine - Editorial. Colección Pensamiento y crítica cultural.
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