Dicen que cuando una luciérnaga se enciende en la sierra, es porque alguien está recordando con ternura. Esta historia no es una autobiografía, pero está hecha de memorias vividas, de silencios compartidos, de niños sin zapatos que me enseñaron a caminar lento, como caracol. Esta es la historia de un maestro que fue a enseñar, y terminó aprendiendo que el fuego más sabio no está en los libros, sino en los fogones de la comunidad.En un rincón escondido de la sierra michoacana, un joven maestro llega a dar clases. Lleva consigo libros, planes de estudio y muchas dudas. Allí, entre parotas, fogones encendidos, niños que leen el cielo y muertos que cruzan ríos, encontrará algo que ningún manual le había enseñado: la pedagogía de la escucha, la educación de la ternura y la fuerza de una comunidad que no olvida a los suyos. Con una prosa que mezcla poesía, memoria y resistencia, Arturo Espinoza Maldonado nos entrega una novela luminosa y necesaria. Porque hay instantes, incluso en la oscuridad, donde todos somos... luciérnagas de luna.
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