El microambiente térmico del animal consta de cinco componentes principales: temperatura, velocidad del aire, humedad relativa, temperatura radiante y temperaturas superficiales que alcanzan valores extremos que dificultan la supervivencia del animal. El consumo de alimentos está inversamente relacionado con la temperatura ambiente. El consumo de pienso se ve alterado por los cambios en la temperatura ambiente; en el frío, el consumo aumenta para obtener una mayor producción de calor, mientras que en el calor se reduce la ingesta de alimentos en un intento de reducir el calor generado por el metabolismo. El consumo del aminoácido lisina puede contribuir a la eficiencia alimentaria debido a la maximización de la síntesis proteica de los tejidos corporales y otros intermediarios metabólicos, como la carnitina, que participa en el metabolismo de los lípidos. Sin embargo, se observa una gran variación en los resultados de los trabajos sobre las necesidades de lisina de los pollos de engorde, lo que puede explicarse por diferencias como: sexo, raza, concentración de proteína bruta y energía metabolizable utilizadas en los estudios.
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