Un día, una paciente acudió a mi clínica dental para curar su dolor de rodilla, ya que existe una estrecha relación entre la mordida y el estado de las rodillas. Pensé que su problema de rodilla estaba relacionado con su mordida. Por lo tanto, le pedí que se quitara la dentadura postiza. Mientras se la quitaba, la ajusté cerca de ella. Mientras la ajustaba, la paciente me dijo que el dolor de rodilla había desaparecido. Me sorprendió mucho, porque la dentadura postiza no estaba colocada en su boca. A continuación, alejé la dentadura postiza de ella. El dolor de rodilla volvió a aparecer. No entendía por qué se había producido ese resultado. Sin embargo, he observado resultados similares una y otra vez en mi trabajo clínico. Cuando se acercaba una sustancia a un sujeto, el efecto de esa sustancia en el cuerpo del sujeto aumentaba. Cuando se alejaba la sustancia del sujeto, el efecto disminuía. Cuando se protegía al sujeto de la sustancia con papel de aluminio, el efecto de la sustancia también disminuía. Como resultado, imaginé que las sustancias emitían algo parecido a ondas electromagnéticas y que estas 'ondas' influían en el estado físico de mis pacientes.
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