El apetito por la sal ha sido ampliamente estudiado basándose en diferentes modelos experimentales que estimulan el apetito por el sodio en ratas, presentando un valor hedónico, dado el aumento en la ingesta de solución salina por parte de animales que sufren el desafío homeostático de la depleción de este ion. Diversos sistemas neurotransmisores parecen participar en el control del apetito por el sodio, incluido el sistema opioide central. Este sistema desempeña un papel importante en el control del dolor, la actividad sexual, el control de la temperatura corporal y la presión arterial, y en el sistema de recompensa y el comportamiento motivado por la ingesta de alimentos. Además, el sistema opioide tiene un efecto modulador sobre la ingesta de agua y el apetito por el sodio en respuesta a estímulos exógenos que producen un efecto natriorregulador. El aumento de la ingesta de sodio está asociado a algunas patologías, como el síndrome metabólico, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiometabólicas y la obesidad, lo que pone de manifiesto la importancia de la homeostasis hidro-salina.
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