El objetivo de este estudio fue evaluar la capacidad funcional de personas mayores de entre 60 y 81 años, portadoras del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), en un enfoque transversal con una encuesta epidemiológica observacional. Las personas mayores fueron evaluadas en los ámbitos de la funcionalidad cognitiva, la salud mental y las actividades de la vida diaria. La mayoría vivía con SIDA, se había contagiado en relaciones heterosexuales con múltiples parejas, tenía más de 9 años de estudios y consumía marihuana con frecuencia. Se constató una adherencia satisfactoria a la terapia antirretroviral y una pérdida funcional significativa en las personas de 70 años o más de ambos sexos. Afortunadamente, gracias a la terapia antirretroviral altamente activa, a las opciones de vida saludables y a la definición que los ancianos tienen sobre el envejecimiento exitoso, es posible para muchos ancianos afrontar con éxito el VIH y el SIDA. Sin embargo, los efectos secundarios de la terapia y la evolución clínica del sida, asociados al proceso de envejecimiento, pueden aumentar con la edad y disminuir las posibilidades de éxito y comprometer su autonomía e independencia.
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