El canto, con o sin instrumento musical, ha formado parte del tejido social de la mayoría de las sociedades desde tiempos inmemoriales. Los estudios experimentales en animales también demuestran que la exposición a sonidos fuertes puede provocar cambios en la presión endolinfática y que la exposición prolongada a sonidos fuertes puede causar vasoespasmos en los vasos sanguíneos y pérdida de células ciliadas, con la consiguiente pérdida de audición. Este estudio trata de encontrar algún efecto significativo del canto en la audición.
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