Abrumado, con exceso de trabajo y sobrecargado: la mala gestión de todas las tareas pendientes provoca ansiedad y estrés. Cuando el estrés crónico persiste, se abre la puerta a la enfermedad. Puede que pienses que la culpa de tu dolor de cabeza persistente, tu insomnio frecuente o tu disminución de la productividad en el trabajo es la enfermedad. Pero, en realidad, el estrés puede ser el culpable. Cualquier cosa que suponga un reto o una amenaza para nuestro bienestar es estrés. Algunos tipos de estrés te motivan y son buenos para ti: sin estrés, muchos dirían que nuestras vidas serían aburridas y probablemente nos parecerían sin sentido. La fuerza interior se desarrolla principalmente a partir de experiencias positivas. Nadie es inmune al estrés. Identifique la fuente de la ansiedad, piense en el resultado de una acción y esté preparado para tomar buenas decisiones. Intente mejorar los métodos de resolución de problemas. No permita que el estrés y la ansiedad le impidan alcanzar lo que desea en la vida. Organícese y estructure su vida, aprenda a ser flexible, planifique objetivos a corto y largo plazo. Viva con una actitud de gratitud y agradezca lo que tiene.
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