La saliva, un fluido biológico vital producido por las glándulas salivales, desempeña un papel crucial en el mantenimiento de la salud bucodental. Se trata de una mezcla compleja de agua, electrolitos, enzimas, mucosidad y agentes antimicrobianos que, en conjunto, contribuyen a la digestión, la lubricación y la protección de los tejidos bucales. Más allá de estas funciones, la saliva es una importante herramienta de diagnóstico en la odontología moderna, sobre todo por su naturaleza no invasiva y su facilidad de obtención. Los biomarcadores salivales -moléculas específicas que se encuentran en la saliva- se investigan y utilizan cada vez más con fines de diagnóstico y pronóstico en diversas afecciones dentales. Uno de los principales obstáculos es la estandarización de los métodos de recogida y análisis, ya que la composición de la saliva puede variar en función de la dieta, la medicación o factores biológicos individuales. Con la investigación en curso y los avances tecnológicos, los biomarcadores salivales pueden convertirse en una parte esencial de la práctica odontológica moderna, mejorando la capacidad de diagnosticar, prevenir y gestionar eficazmente las afecciones bucodentales y sistémicas.
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