Hasta ahora se han detectado más de 120 tipos de hongos grandes con diferentes grados de potencial destructivo en edificios. Entre los hongos que provocan la podredumbre de las casas, la serpulina lacrimosa (Serpula lacrimans) desempeña un papel especial. De la gran variedad de hongos grandes detectados, solo unas pocas especies causan daños tan graves que pueden hacer necesaria la demolición del edificio hasta dejarlo en estado bruto. En tales circunstancias, la lucha contra estos hongos en los monumentos históricos resulta mucho más difícil, ya que a menudo se trata de edificios de acceso público. A esto se añade el hecho de que, en caso de rehabilitación según la normativa vigente, se ven afectadas otras zonas del edificio que, tras un examen más detallado, podrían conservarse. La evaluación de los daños, la valoración de los riesgos y el análisis de las perspectivas de éxito en la lucha contra la infestación son imprescindibles y constituyen la base de los conceptos de rehabilitación cuyo objetivo es lograr la máxima conservación posible de la estructura histórica del edificio.
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