Cuando nacemos, se nos asigna el nombre de 'niño' o 'niña' en función de nuestra anatomía genital. Sin embargo, este hecho aparentemente tan trivial se pone en tela de juicio cuando nace un niño intersexual, lo que demuestra que las certezas relativas al sexo pueden ser muy frágiles. Si no se puede definir el sexo de una persona basándose en su anatomía, ¿no existe? Al fin y al cabo, ¿qué es lo que hace que alguien sea hombre o mujer? Estas y otras inquietudes surgieron al escuchar a niños y adolescentes diagnosticados con anomalías del desarrollo sexual. En este trabajo, elegimos la verdad no completa de la que trata el psicoanálisis para orientar una investigación sobre los intentos del sujeto de engendrar un conocimiento sobre el sexo a partir de la denominación de los cuerpos. Llegamos a la conclusión de que dar un nombre a un cuerpo no borra los enigmas que puede desplegar, solo hace surgir un SEXOCHISTE.
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