En la infancia y adolescencia de San Agustín, Dios no estuvo presente; o más bien, Agustín no permitió que estuviera presente. Incluso rehuyó de Él. Pasó varios años alejado de la fe, como cuenta en Las Confesiones, su libro autobiográfico. No sería por su madre Mónica, quien rezaba y lloraba para que Agustín abrazara a Dios. No obstante, pasados los años, sin ver satisfecha su vida, fue encontrando en Dios el sentido de su vida.
Bitte wählen Sie Ihr Anliegen aus.
Rechnungen
Retourenschein anfordern
Bestellstatus
Storno