Me encanta mirarlo cuando está trabajando en el jardín, sobre todo cuando se quita la camiseta por el calor. Necesito sentir un hombre, no a un chico joven e inexperto. Cuando voy a la piscina en el patio trasero para broncearme, sé que me está mirando. ¿Qué mejor manera de seducirlo que jugar conmigo misma como si nadie me estuviese viendo? Lee para saber cómo el vecino no puede dejar de mirar a esta señorita traviesa.
Este cuento caliente es un relato erótico corto destinado únicamente a mayores de edad. Su contenido es explícitamente sexual.
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