Los miembros de la manada asintieron, algunos de ellos sonriendo cansados, mientras las palabras de Charles les brindaban consuelo y solaz. Sabían que enfrentarían desafíos en los próximos días, pero con su rey estaban listos para enfrentar lo que se les presentara.
Mientras el polvo se asentaba en el castillo en ruinas, los ojos de Carlos se fijaron en el horizonte y sus instintos susurraban una verdad inquietante.
La guerra acababa de comenzar.
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