A partir de ese instante, todo se complica de formas que jamás habría imaginado. ¿Cómo iba a saber que el propietario de ese lujoso vehículo era, nada más y nada menos, que mi nuevo jefe? Y, por cierto, qué jefe. El irlandés resulta ser una presencia magnética, difícil de ignorar, y pronto se convierte en una tentación que se instala en mi mente sin pedir permiso. Por más que intento concentrarme, no consigo sacarlo de mis pensamientos.
Dieser Download kann aus rechtlichen Gründen nur mit Rechnungsadresse in A, B, CY, CZ, D, DK, EW, E, FIN, F, GR, H, IRL, I, LT, L, LR, M, NL, PL, P, R, S, SLO, SK ausgeliefert werden.








